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  • Foto del escritorAgua Purificada KÜYEN

Los gatos y el agua potable. Aclara con esta guía tus dudas sobre la hidratación de los gatos.


Poner en la misma frase las palabras gatos y agua casi parece un chiste, porque todo el mundo sabe que la relación entre ellos no es demasiado buena. A los gatos, por naturaleza, no les gusta mojarse. Pero el agua es necesaria para mantener su higiene y, por supuesto, para hacer que su organismo funcione correctamente.

A muchos gatos incluso les cuesta mantenerse correctamente hidratados. Beben menos de lo que necesitan y ello puede dar lugar a enfermedades importantes.


- Los gatos y el agua potable

Quien tenga un gato en casa sabrá que son muy aficionados a beber directamente de las llaves. No hay una explicación científica para ello, simplemente les encanta poner su lengua bajo un llave que gotea.

¿Es peligrosa esta afición? Pues depende de la calidad del agua. Prácticamente en todo Chile el agua potable lleva una enorme cantidad de cloro, sales minerales, cal y otros aditivos que, a la larga, pueden afectar a los riñones de nuestros gatos.

Lamentablemente, cada vez es más difícil encontrar agua potable de calidad que no afecten a los delicados organismos de nuestras mascotas. Y aunque la calidad general del agua potable en Chile es bastante buena en relación a nuestros países vecinos, lo mejor es comprar agua purificada. que con su PH neutro y nivel de conductividad bajo 7 permite una hidratación eficaz, bajo trabajo de los riñones y los otros organismos de nuestras mascotas.




- ¿Cómo beben los gatos?

Lo primero de todo es analizar el sistema que emplean los gatos para beber agua. Lo hacen tan rápido que, al natural, es casi imposible descubrir su técnica. Pero para eso está la tecnología, que nos permite observar a cámara lenta su forma de beber.

Los gatos curvan hacia atrás la lengua formando una especie de U y con ella tocan levemente la superficie del agua. Justo cuando tocan el agua, los gatos recogen la lengua haciendo que la inercia eleve también un pequeño hilo de agua que va directo a su boca. Este movimiento dura menos de un segundo y lo repiten constantemente hasta que consiguen saciar su sed.


- ¿Cuánto beben los gatos?

Existe una horquilla marcada por especialistas que marca los límites mínimos y máximos de agua que debe ingerir un gato. La recomendación es que el gato beba, como mínimo, 50 ml. de agua por cada kilo de peso. Así, un gato de cinco kilos deberá beber al menos 250 ml de agua diariamente, es decir, un vaso de agua entero de un tamaño normal.

El límite máximo se suele establecer en el doble, unos 100 ml. diarios, pero se trata de cantidades orientativas que pueden variar en función de la alimentación, la actividad física del animal, etc…

Por supuesto, la temperatura es el factor que más influye a la hora de calcular la cantidad de agua que debe beber un gato. En invierno, las necesidades de hidratación son menores, aunque no se debe descuidar porque una falta de agua en ambientes demasiado fríos también pueden derivar fácilmente en enfermedades preocupantes.

En verano, como nos ocurre a los humanos, los gatos necesitan una mayor hidratación y pueden sobrepasar fácilmente esos 100ml/kg de los que hablábamos antes. Su propio instinto les hace beber menos de la cuenta, por lo que en verano conviene “obligarles” a hidratarse correctamente. La mejor forma de hacerlo es proporcionarles alimentos que contengan más agua o darles su pienso en un cuenco con algo de agua. Así, a la vez que se alimente aportará agua a su organismo.

Como vemos, que nuestro gato beba suficiente agua es fundamental, porque ¿qué ocurre si nuestro gato no está correctamente hidratado?




- ¿Qué pasa si el gato no bebe?

Si vemos que nuestro gato no bebe suficiente agua debemos preocuparnos. La falta de hidratación puede favorecer la aparición de enfermedades como las infecciones de orina, comúnmente conocida como cristalización de la orina, así como otros problemas de salud.

Si el gato no bebe entrará en un proceso de deshidratación que se puede complicar derivando en otras enfermedades. Los síntomas de la deshidratación de estos animales son:

§ Apatía

§ Respiración acelerada y dificultosa

§ Aumento del ritmo cardiaco

§ Cansancio

§ Ojos hundidos

§ Pérdida de elasticidad de la piel

§ Orina demasiado concentrada (con un color muy oscuro)

La deshidratación es un problema que afecta a muchos animales cuando llega el calor del verano, algo sobre lo que puedes aprender más en esta guía: ¿Cómo sobreviven los animales al verano?



- ¿Cuánto aguanta un gato sin beber?

Como en el caso de los humanos, los gatos pueden aguantar varios días sin comer pero no más de 48 horas sin agua. Ni siquiera es recomendable que superen las 24 horas sin ingerir ni una gota de agua.

Por eso, si tienes previsto dejar a tu gato solo en casa durante varios días, debes dejarle provisto de comida y agua suficiente.

Problemas derivados de una mala hidratación de los gatos

Como apuntamos más arriba, la deshidratación de los gatos puede generar enfermedades más graves y lo peor de todo, en un espacio de tiempo muy pequeño si no se corrige la deshidratación adecuadamente.

Los problemas más comunes en los gatos causados por una mala hidratación son:

§ Problemas renales: como la excesiva concentración de la orina, la formación de cálculos en los riñones, la insuficiencia renal crónica, etc. Son problemas bastante comunes. De hecho, la insuficiencia renal crónica afecta a uno de cada tres gatos mayores de diez años. Los problemas renales son enfermedades silenciosas y de desarrollo lento, pero pueden hacer que la salud de nuestro gato se deteriore si no se tratan a tiempo. Por ello, es recomendable que a partir de cierta edad, entre 6 y 8 años, se le realicen a nuestro gato chequeos médicos periódicamente.

§ Problemas hepáticos: El hígado sufre muy pronto las consecuencias de la deshidratación y también de la falta de alimentos. Enfermedades como la lipidosis hepática o la colangiohepatitis felina son las más comunes y aunque no tienen su causa directa en la deshidratación, esta falta de agua puede acelerar los procesos hepáticos causando la muerte de nuestra mascota en un periodo breve de tiempo.

§ Problemas hormonales: como el hipertiroidismo, una enfermedad que es también bastante común en gatos mayores de ocho años. El hipertiroidismo es una enfermedad que produce pérdida de peso, a pesar de que nuestro gato come abundantemente y mantiene una actividad física normal. Los gatos hipertiroideos suelen acabar muriendo por fallos renales o cardíacos, por lo que conviene aumentar los chequeos conforme envejece nuestra mascota. El hipertiroidismo puede solucionarse de varias maneras: con medicación recetada por el veterinario para controlar los niveles hormonales, con terapia de yodo radiactivo o con cirugía.

Hay que tener en cuenta que la mala hidratación de nuestro gato puede ser una causa pero también una consecuencia de otros problemas.

Por un lado, es posible que una mala hidratación sea causa, por ejemplo, de problemas en los riñones de nuestro animal. Por otro, es posible que la deshidratación sea consecuencia de otra enfermedad, como una diarrea en la que el gato pierde líquidos con mucha mayor rapidez.

Son solo dos ejemplos de cómo la deshidratación puede afectar a nuestro animal, por eso es importante controlar el nivel de agua que bebe el gato. A continuación analizamos cómo hacerlo:


- ¿Cómo saber si el gato está bebiendo suficiente agua?

Al igual que en los seres humanos, el cuerpo de los gatos nos da pistas de si existe deshidratación. Algunas de esas pistas son:

§ El hundimiento de los ojos: es una señal indicativa de que nuestro gato está deshidratado y necesita reponer líquidos urgentemente. De hecho, el síntoma de los ojos hundidos y secos es una mala señal y conviene visitar al veterinario para que corrija la deshidratación.

§ Las encías: es otra de las pistas que nos da el cuerpo de los gatos. En un gato que bebe suficientemente agua, las encías están húmedas permanentemente. Por eso, cuando observamos que las encías están un poco secas o pegajosas, nuestro gato debe reponer líquidos.

§ La elasticidad de la piel: cuando el gato no bebe suficiente agua, su piel se vuelve cada vez más tersa y pierde elasticidad. Se puede comprobar este hecho pellizcando suavemente la piel del lomo de nuestro gato. En el caso de los gatos sanos, la piel vuelve automáticamente a su posición. Por eso, si observamos que la piel tarda en volver a su sitio más de la cuenta, puede ser un síntoma de que nuestro gato está deshidratado.

§ La cantidad de agua de su cuenco: normalmente, el proceso de deshidratación de un gato es lento y es difícil percibirlo si no se está atento. Por eso, la mejor forma de saber si nuestro gato bebe suficiente agua es comprobar diariamente el estado de su cuenco y medir la cantidad de agua que bebe. El cuenco o bebedero es la mejor prueba de cuánto bebe nuestro felino.

Si percibimos que nuestro gato no bebe suficiente agua deberemos tomar medidas para corregir esta deficiencia. Repasamos a continuación algunos trucos para que los gatos beban más agua.

¿Qué hago si mi gato no bebe suficiente agua?

Como decíamos al principio, a los gatos les cuesta mantenerse bien hidratados por sí mismos. Por ello, a veces hay que ayudarles a beber, buscando formas originales o adaptándose a los gustos de cada mascota. Algunas ideas o trucos para llevar a cabo si nuestro gato no bebe suficiente son las siguientes:

§ Añadir agua a sus alimentos: especialmente si son piensos secos, que tienen menos concentración de agua que los alimentos enlatados.

§ Colocar pequeñas fuentes en casa: algunos gatos prefieren beber de estos pequeños manantiales domésticos que de sus propios bebederos.

§ Colocar cuencos por toda la casa: es otra buena técnica para que nuestro gato acabe bebiendo en cualquier rincón.

§ Añadirle sabor al agua: existen aromas y sabores que pueden añadirse al agua que le ponemos en el bebedero a nuestro gato. Se venden en tiendas especializadas y en grandes superficies. Hidratar a nuestro gato nos saldrá más caro, pero es una buena forma de que adquiera el gusto por beber habitualmente.

§ Conocer los gustos de nuestro gato: hay gatos que no beben de su cuenco porque les resulta demasiado fácil. Prefieren beber de otros lugares más complicados, como un grifo que gotea o una manguera del jardín. Conocer estos gustos nos ayudará a que nuestro gato beba lo que necesita.




- ¿Qué pasa si el gato vomita agua?

Los vómitos en los gatos son un hecho esporádico que no debe preocuparnos. Pueden vomitar por múltiples causas, como la ingestión de un alimento en mal estado, la formación de bolas de pelo o haber comido muy deprisa.

Los vómitos de agua deben preocuparnos si se convierten en algo recurrente y que ocurre con facilidad. En realidad, si nuestro gato vomita agua muy a menudo nos está indicando que, probablemente, esté sufriendo un trastorno interno más grave. Puede tratarse de problemas como una infección renal, un problema hepático, un trastorno del estómago o del intestino, una mala alimentación, una intolerancia a algún alimento, un tumor o la presencia de algún elemento extraño en el aparato digestivo.

Si se observa que el gato vomita muy a menudo se debe acudir urgentemente al veterinario.

Por otro lado, que el gato vomite agua esporádicamente puede ser síntoma de que ha bebido mucho o muy deprisa. Hasta cierto punto, los vómitos por estas causas pueden ser normales mientras que si vomita agua de forma continuada debe ser un veterinario el que aclare qué le ocurre a nuestra mascota.

Para evitar que el agua afecte al aparato digestivo de nuestro gato deberemos seguir algunas recomendaciones relativas a la temperatura, la higiene, etc… Apuntamos algunos consejos sobre la temperatura a continuación.


- Los gatos y el agua fría

Seguro que alguna vez en verano has llegado a casa con mucho calor y has bebido agua muy fría del dispensador. Cuando haces eso la garganta parece que quema y el estómago sufre un cambio brusco de temperatura que no es nada bueno para nuestro organismo. Pues algo muy similar ocurre con nuestros gatitos y el agua fría.

A los gatos puede perjudicarles el agua demasiado fría, por lo que conviene mezclarla con agua tibia para templarla.

Lo que debemos evitar, pues, son los cambios bruscos de temperatura, como haríamos con nuestro propio cuerpo.

Los gatos y el agua caliente

Por lo general, no es recomendable dar agua caliente al gato para beber. A nuestros pequeños felinos les gusta más el agua fresca y normalmente rechazan el agua si está a una temperatura superior.

Una de las opciones para darles agua (como la del grifo, por ejemplo) es hervirla. Esto es un paso recomendable para los gatitos más pequeños, que son más débiles y más susceptibles de contraer enfermedades, pero si lo hacemos deberemos esperar a que el agua se enfríe para ofrecérsela.



- Los gatos y la leche

La pregunta sobre si los gatos pueden beber leche es otra de las más frecuentes entre los dueños de estos animales.

Cuando los gatos se destetan, es decir, cuando dejan de alimentarse de la leche de sus madres (lo hacen entre las 6 y 8 semanas después de nacer), dejan de necesitar los aportes que la leche les proporciona y adquieren sus nutrientes a través de otros alimentos.

De hecho, es posible que algunos gatos desarrollen intolerancia a la lactosa cuando empiezan a crecer. Esto ocurre porque desaparecen de su organismo las enzimas encargadas de digerir la leche, aunque no a todos los gatos les ocurre con la misma intensidad. Por eso hay gatos que pueden digerir pequeñas cantidades de leche y otros a los que les produce alergias, vómitos y diarreas. Los más tolerantes a la leche son aquellos que siguen tomándola a menudo después de haber sido destetados.

Se puede decir que, por lo general, los gatos no digieren bien la leche, por lo que no es recomendable que la tomen. En algunos casos pueden tomar pequeñas cantidades si observamos que no les producen efectos adversos, lo que incluye también otros derivados lácteos como los yogures o los quesos frescos.

Para el caso de los gatos lactantes, que por alguna circunstancia han sido separados de su madre o nos los hemos encontrado en la calle, existen en todas las tiendas de veterinaria leches especiales que sustituyen a la leche materna. Incluso se puede preparar una leche similar a la materna con ingredientes sencillos (¼ de litro de leche sin lactosa, una cucharadita de crema de leche y una yema de huevo) para alimentar a nuestra cría de gato. Tanto si la compramos como si la hacemos en casa, deberemos administrársela siempre en pequeñas dosis cada dos o tres horas.

Para gatos adultos que no toleren bien la leche, existen en el mercado leches bajas en lactosa para gatos, similares a las que toman las personas que sufren intolerancia a la lactosa, que pueden ser una buena alternativa para nuestras mascotas, aunque resultan bastante más caras.

En cualquier caso, la leche no puede ser nunca uno de los alimentos principales de nuestro gato. Como decimos, los gatos adultos obtienen los nutrientes de la leche de otros alimentos, por lo que es un alimento perfectamente prescindible.

- Qué no darle de beber a un gato

Hemos hablado de todo lo que tiene que beber un gato para mantenerse sano, pero no debemos pasar por alto algunos líquidos que no debe ingerir nunca porque pueden dañar su organismo. Los listamos a continuación:

§ Zumos: los gatos tienen problemas para digerir frutas como las uvas, los plátanos, los cítricos o los aguacates. Por ello, no es recomendable que beban zumos de frutas, que pueden alterar el correcto funcionamiento de su aparato digestivo.

§ Bebidas alcohólicas: el alcohol puede afectar seriamente a su sistema nervioso, provocando desorientación, mareos, vómitos y, en casos extremos, la muerte.

§ Café, té o refrescos: Estas bebidas que los humanos consumimos alegremente suelen contener sustancias denominadas metilxantinas, o lo que es lo mismo, estimulantes como la cafeína o la teína que pueden afectar también al sistema nervioso de los gatos. Así pues, estas bebidas están prohibidas para ellos.

§ Agua de piscina: por su gran cantidad de cloro y otros productos químicos, los gatos no deben beber este tipo de agua ya que puede resultar perjudicial para sus riñones y para su sistema digestivo.



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